Con hojas color ocre en la copa de los árboles, suelo alfombrado de hojas secas color marrón, que parecen, a matas, alfombras persas, árboles con gran cantidad de liquen blanco, troncos de árboles viejos, rocas y muros de piedra (de cierre de fincas y ouriceiras) con musgo verde; prueba de la buena calidad del aire en la cuenca del río Donsal, hoy con caudal medio-alto de la época, que emite sonidos que parecen una orquesta sinfónica. El senderista casi entra en éxtasis natural.

El recorrido, lo hicimos provistos de mochila, podón, macheta (hoy), bastón, paraguas y guantes, por si había árboles o ramas caídos del reciente Ciclogénesis, había pero menos de lo esperado.

Por el viento registrado días atrás, sin estar el otoño adelantado, sí que vimos menos hoja en la copa de los árboles de lo habitual por estas fechas, que estaba, obviamente en el suelo, aflorando por zonas descubiertas hierba y hasta alguna flor.

El run run de las pequeñas cascadas y regatos afluentes era muy superior a la media, con sonido de las aguas del río Donsal que se percibía a más de 500 metros de su cauce, sonidos con altibajos continuados que eran como una orquesta invisible y relajante para el senderista. Esta ruta hay que hacerla despacio, mirando a sus márgenes y con los oídos afinados.

Tuvimos la suerte de que no nos lloviera durante el recorrido y labores de mantenimiento de la senda, pues esa tarea es ya un ritual estable que convierte al senderista en un escultor del paisaje de la senda del río Donsal, algo que invitamos hacer a los naturalistas que la hagan y puedan. Un cuadro vivo hay que cuidarlo.

Cuando llegamos a Sevane era ya noche. No llovía. Nos cruzamos con una residente que acababa de llenar la garrafa de agua de la fuente junto a la Iglesia parroquial, que gusta mucho a su madre Gumersinda.

Fue un recorrido por la autenticidad de la belleza del paisaje otoñal enxebre de fragas, laderas, prados, viejos caminos de carro romano y tramos de servidumbre de paso, de pastoreo y sotos de castaños y robles que nos daban escolta, con algunos abedules a matas con hojas amarillas u ocres, paisaje que estaba oculto e ignorado, durante muchas, muchas décadas.

En el recorrido tomamos fotos para compartir con las amigas, amigos y seguidores planetarios de esta página, que compartimos para que hagan un recorrido virtual de lo recorrido esta tarde del jueves por kilómetros de hermosura.

La navegación virtual esperamos que les sirva de oxigenación anímica para los sentidos, pues seguro que los telediarios, boletines y medios les darán noticias e imágenes que quizá no les interesan.
Abrazos fraternales, oxigenados y flores de otoño para una recepción natural por las entrañas y la historia de pueblos de Cancelada, ruta y cuenca del río Donsal, un río poético en el que las aguas en zonas de remanso parecen cristal líquido tallado, una senda para entrar en éxtasis natural.

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