Hemeroteca del 19 diciembre, 2025

(Acto único en cuatro momentos. Os Ancares Lucenses. Diciembre.)

Texto teatral breve inspirado en hechos reales.
No para representar, sino para
ser leído despacio, como se camina un sendero bien hecho.

Durante siglos, en Os Ancares, la vida avanzó cuesta arriba.
No por falta de belleza, sino por exceso de resignación heredada.

Aquí el paisaje no se ofrecía: había que merecerlo.
Y durante demasiado tiempo se dio por hecho que no valía la pena intentarlo.

Pero un día, sin ruido, alguien decidió no resignarse.
No para cambiar el mundo, sino para
cuidar un trozo de él.

Ese gesto —humilde y persistente— es el que hoy se reconoce.
No porque los picos girasen, sino porque
la resignación dejó de mandar.

Personajes

Maruxa da Veiga

Mujer de aldea. Memoria larga, mirada directa. Sabe cuándo hablar y cuándo callar.

Xoán do Camiño

Mozo que decidiu quedar. Manos jóvenes, cabeza firme.

Antón
Encargado del común. Guarda de lo que no sale en los mapas. Sorna precisa.

Hannah Weiss

Visitante extranjera. Observa sin soberbia. Escucha antes de anotar.

A Auga

Presencia constante. Música baixa que acompaña todo.

Momento I

A loma. Tarde fría.

(Desde arriba se ven las veigas del Donsal. Las pequeñas presas dejan pasar el agua con un ritmo antiguo. El aire es limpio, cortante. La agua suena: no corre, marca el tiempo.

Maruxa está sentada en un valado de piedra. Xoán llega por el sendero.)

MARUXA
Mira para ahí abajo.

Todo eso estaba antes de los nombres,
antes de los sellos y de las fotos.
La tierra no esperaba por nadie.

XOÁN
No.
Pero tampoco se defendía sola.

MARUXA
Defendíase como podía.

Con xente que quedaba cando outros marchaban.
Con mulleres que facían de todo.

Y con agua que sabía por dónde ir
sin pedir permiso a nadie.

(La agua marca un compás suave.)

XOÁN
Cuando dije que me quedaba,

respondieron:
“Non paga a pena.”

MARUXA
Eso pesa más que cualquier saco.
La resignación es como mala herba:
si no la rozas, acaba tomando todo.

Momento II

El sendero. Trabajo hecho.

(Antón aparece. No lleva herramientas. Observa el camino como quien mide años.)

ANTÓN
Este tramo estaba cerrado cuando yo era nuevo.
Y también cuando ya tenía canas.
Siempre había algo más urgente…
en otra parte.

XOÁN
Aquí no hubo urgencia.

ANTÓN
Hubo constancia.

Y eso no luce en ningún informe.

MARUXA
Aquí el ruido siempre fue otro:

el del carro, el del río,

el de las botas en la lama.

El silencio venía después…
cuando nadie miraba.

ANTÓN
Y ahora miran.

XOÁN
Porque el camino existe.
Y porque alguien lo cuida
como se cuida una leira,
no como un escaparate.

ANTÓN

(con media sonrisa)
El común, cuando funciona, molesta.
Porque deja sin excusas
a los que viven de explicarlas.

(Pausa. La agua acompaña, constante.)

Momento III

Llega alguien de fuera.

(Hannah aparece con un cuaderno pequeño. No graba. Observa.)

HANNAH
Perdonen.
No busco nada concreto.

Solo camino.

MARUXA
Aquí siempre se llegó caminando.

Lo difícil es marchar
entendiendo algo.

HANNAH
En mi país estudiamos territorios
que perdieron esto hace cien años.

Aquí sigue vivo.

Y nadie parece sorprendido.

ANTÓN
Porque para vivir aquí

no queda tiempo para sorprenderse.

HANNAH
Pues deberían.

Lo que ustedes llaman normal,

en otros lugares sería
patrimonio protegido,

financiado, explicado en congresos.

XOÁN
Aquí fue trabajo.

Y muchas puertas cerradas.

HANNAH
Entonces esto no es paisaje.

Es decisión.

(Maruxa asiente. Antón mira hacia el río.)

ANTÓN
Y también es memoria.

Porque aquí, cuando algo se pierde,
no vuelve en un decreto.

Momento IV

La auga manda.

(La escena baja a las presas artesanas.
El agua entra en los prados con un
ritmo casi musical:
abre, llena, descansa, sigue.)

MARUXA
¿Oyes el Donsal?

No corre: canta baixo.

Regó antes de que existiera la palabra sostenibilidad
y seguirá cuando la dejen de usar.

ANTÓN
Nunca pidió nada.

Solo sitio para pasar.

XOÁN
Ahora el mundo llega aquí.

No para llevar…
sino para aprender a quedar.

HANNAH
Lo que ustedes hicieron girar
no fue el viento
ni los picos.
Fue algo mucho más difícil:
la resignación.

(Silencio. El agua sigue.)

MARUXA
Que quede claro.
No hicimos esto para aplausos.
Hicímolo para poder mirar aos ollos
aos que veñen.

(La agua riega las veigas. Luz baja.)

Nota final

Este texto nace en Os Ancares Lucenses,
donde la juventud implicada y una asociación persistente
actuaron como
escultores del territorio:
hicieron transitable lo que no lo era,
legible lo que estaba oculto,
accesible una belleza que nunca fue decorado.

El sendero existe porque hubo manos, tiempo y convicción.
La agua sigue porque siempre supo su camino.
Y la resignación —por primera vez en mucho tiempo—
dejó de mandar.

En Os Ancares Lucenses y Quintá de Cancelada, a 19 de diciembre de 2025

Antonio Álvarez González, presidente de CyN

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