Crónica vivencial en la Ruta Quintá-Río Donsal tras la sequía, el fuego y el abandon

 

1. El regreso del agua

Después de más de dos meses sin una sola gota, la lluvia volvió a caer torrencialmente sobre Quintá de Cancelada y la Ruta PR-G 159. Fue como un milagro largamente esperado: agua bendita sobre una tierra reseca y herida. El olor a tierra mojada llenó el aire, los troncos oscuros comenzaron a brillar, y los musgos y líquenes, apagados por la sed, recobraron su verde intenso. En pocos minutos, la fraga atlántica se transformó en un santuario de humedad y vida, devolviéndonos un espectáculo que parecía perdido bajo el sol tórrido del verano.

2. El recuerdo del fuego

Pero el bosque no olvida. El verano dejó cicatrices: más de 410.000 hectáreas ardieron en España y más de 130.000 en Galicia. Casas, frutales, prados y árboles nobles quedaron reducidos a cenizas. Cinco vidas humanas se perdieron y muchas otras quedaron marcadas para siempre. Caminando por entornos quemados e incluso en la senda aún se perciben esas huellas: hojas secas prematuras en ramas verdes, insectos que desaparecieron con el calor, arbustos ennegrecidos en los márgenes. El silencio que cubre zonas quemadas y adyacentes no es paz, sino duelo.

3. El bosque autóctono resiste

Y sin embargo, la vida resiste. Nogales cargados de fruto, castaños centenarios y robles robustos siguen alzándose como guardianes del territorio. Con las primeras lluvias, el río Donsal recuperó su canto, deslizándose entre rocas cubiertas de musgo y helechos renacidos. Cada paso por la senda recuerda que la biodiversidad gallega aún tiene fuerza y capacidad de resiliencia, siempre que se la respete y proteja como en la Cuenca del río Donsal.

4. Lo que falta

El agua devuelve vida, pero no basta. El monte necesita prevención integral, planificación forestal seria, cortafuegos reales bien mantenidos y leyes cumplidas. La ausencia de estas medidas convierte cada ola de calor en una sentencia anunciada. La Ruta Quintá-Río Donsal, candidata a Sendero Azul 2026, no es solo un camino homologado: es símbolo de lo que debe cuidarse con rigor y compromiso, porque representa bosque autóctono, agua limpia, patrimonio natural y memoria colectiva.

5. Llamado al futuro

Esta crónica es a la vez un testimonio y una advertencia. El agua que hoy renace en la fraga debe convertirse en compromiso político y social: que Galicia y España dejen de contar cada verano por hectáreas arrasadas, y comiencen a medirlo en bosques vivos, paisajes protegidos y comunidades rurales seguras. La lluvia nos ha recordado que aún hay esperanza. Ahora hace falta voluntad para que esa esperanza se convierta en futuro.

Al margen del cambio climático, que es real y todos lo sabíamos, la conclusión es clara: los verdaderos responsables de tanta superficie arrasada no son incendiarios anónimos, sino cargos, técnicos y administraciones que, día sí y día también, incumplen el deber legal de prevención integral. Y ahora, los más de 8.000 millones de euros en extinción, pérdidas y daños los pagaremos todos los contribuyentes, pero sobre todo quienes lo han perdido todo: los que se quedaron sin casa, sin pastos, sin vida (fallecidos) y, en realidad, todos nosotros, privados de lo más valioso: un bosque vivo, productor de oxígeno y de futuro.

 

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La investigación de CyN y los datos ya publicados permiten identificar causas estructurales que han favorecido la magnitud de los incendios y de la superficie arrasada en Galicia y Castilla y León.

Uno de los factores clave es la reducción normativa del ancho de los cortafuegos. En Galicia, la Ley 3/2007, de prevención y defensa contra los incendios forestales, modificada por la Ley 7/2012, de montes de Galicia y por disposiciones posteriores de la Xunta de Galicia, dejó anchos mínimos por debajo de referencias habituales en países de nuestro entorno.

Francia: ≈ 100 m (referencia sectorial)
España, referencia habitual: ≈ 50 m
Galicia: 30 m en varios supuestos tras la flexibilización autonómica
Castilla y León: 10 m en pistas forestales y 30 m en líneas de defensa (Decreto 63/2017)

Estas rebajas se apartan de las recomendaciones de la Unión Europea (COM(2010)66 final) y de la ONU —FAO y UNDRR— (FAO Forestry Paper 166, UNDRR), que insisten en barreras amplias, continuas y bien mantenidas como parte de una gestión integrada del combustible.

Es imprescindible que quienes aprobaron o convalidaron estas reducciones expliquen su motivación y que se revisen con urgencia conforme a estándares europeos e internacionales. Se formula denuncia expresa ante la UE y la ONU por tolerar una rebaja de exigencias preventivas pese a las advertencias técnicas y científicas.

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España arde. Galicia, Castilla y León y Extremadura concentran el 85,3% de las hectáreas calcinadas entre el 3 y el 18 de agosto de 2025, según datos del sistema europeo EFFIS. Pero lo que más quema no es solo el fuego: es el silencio. Silencio político, mediático e institucional. Silencio que encubre negligencias, presupuestos insuficientes y decisiones forestales que alimentan el desastre.

Los incendios no son solo meteorología. Son planificación fallida, especies inflamables autorizadas por decreto, cortafuegos mal diseñados o inexistentes. Son el abandono rural, la falta de pastoreo y desbroce de biomasa que convierte el monte en una bomba que incinera paisaje, biodiversidad y aire. Son también la ausencia de criterios urbanísticos aplicados al suelo forestal. ¿Por qué no se exige a las plantaciones forestales lo que sí se exige al urbanismo? ¿Por qué no se zonifica, regula y previene desde el diseño?

En Galicia, más de 156.000 hectáreas han ardido, de las cuales el 98,6% se concentran en Ourense, con un solo incendio en A Rúa que ha calcinado 44.789 hectáreas. En Castilla y León, el presupuesto para prevención y extinción en 2025 es de 42,3 millones de euros, según la Ley de Presupuestos Generales. ¿Es suficiente? ¿Dónde está el desglose por provincia, por tipo de actuación, por brigada? ¿Por qué no se publica con transparencia? ¿Dónde están las hectáreas de monte, caminos y sendas desbrozadas desde 1981?

Los medios generalistas no informan. Las revistas especializadas callan. La clase política mira hacia otro lado. Pero la Fiscalía de Medio Ambiente ha anunciado una investigación. Desde CyN, lo hemos solicitado y lo seguiremos haciendo a múltiples niveles. Llevamos más de una década reclamando una agenda pública de brigadas y distritos forestales. Desde el pasado 3 de julio, nos hemos volcado en el análisis de causas, origen y superficie comparativa quemada en la UE, con especial atención a Francia, España y Galicia.

Comparativa internacional (2025)

Fuentes: EFFIS, Copernicus, MITECO, IGN, ADEME (Francia)

Francia, con incendios graves en Corbières (16.000 ha), ha activado el Mecanismo Europeo de Protección Civil y publicado mapas de riesgo y presupuestos por región1. España, en cambio, carece de desglose provincial público y de criterios técnicos homogéneos para cortafuegos, que deberían alcanzar 100, 300 o 500 metros según orografía y tipo de plantación.

La prevención comienza en el tipo de árbol autorizado, en el diseño del paisaje forestal, en aplicar al monte los criterios que rigen el suelo urbano. En escuchar a científicos, no solo a lobbies forestales. En invertir en brigadas, formación y vigilancia, no solo en helicópteros cuando ya es tarde.

Este comentario editorial se publica con cuatro infografías limpias, visuales y en color, diseñadas para móviles, que oxigenan al lector con información que no encontrará en ningún otro medio. Porque la lealtad con la tierra quemada exige coherencia, rigor, voz propia y diferenciada, labrada con plan, trabajo y pasión.

Comentarios Comentarios desactivados en Incendios forestales 2025: el silencio que quema

España acumula en 2025 un mínimo de 391.581 hectáreas calcinadas(Copernicus), de las cuales unas 350.000 ha ardieron solo en agosto. Son cifras que ya superan las de 2022 y convierten este año en el más devastador del siglo XXI. El sistema europeo EFFIS contabiliza 230 focos ≥30 ha, pero miles de incendios menores permanecen ocultos en los partes oficiales.

El balance humano es demoledor: 33.750 evacuados, 4 fallecidos, decenas de heridos, casas reducidas a cenizas y pueblos enteros desalojados en Galicia, Castilla y León y Extremadura.

Lo que arde detrás del fuego

No se trata solo de calor o sequía. Los incendios responden a causas clínicas forestales que explican su virulencia y extensión:

  • Monocultivo inflamable de eucalipto y pino, con aceites volátiles y continuidad del combustible.
  • Ausencia de mosaicos agroforestales y de franjas de frondosas nativas que frenen la propagación.
  • Falta de labores de prevención en el territorio, entornos de núcleos y cuencas de ríos.
  • Cortafuegos ineficaces (<40 m) frente a incendios que saltan con viento distancias de 200–500 m.
  • Pastos abandonados, que acumulan matorral seco sin aprovechamiento ganadero.
  • Cambio climático, que multiplica ignición y severidad.

El resultado son incendios de sexta generación, con llamas de más de 30 m, velocidades de propagación superiores a 6 km/h y columnas convectivas capaces de generar tormentas de fuego.

Una semilla para más incendios

Lejos de corregir este modelo, Galicia afronta la amenaza del proyecto Altri–Greenfiber en Palas de Rei, que podría consumir entre 1 y 2,4 millones de toneladas de eucalipto al año.

Expertos, ecologistas y sociedad civil —incluida CyN— advertimos que esta industria incentivaría la expansión del monocultivo, justo el modelo que agrava los incendios forestales.

La sociedad civil exige ampliar la moratoria de nuevas plantaciones de eucalipto hasta 2030, también en Asturias, Cantabria, Euskadi y Bizkaia, y prohibir su presencia en espacios protegidos.

Presupuestos y registros inveraces

Galicia presupuestó entre 30,5 y 41 millones €/año (2020–2024) para prevención y extinción, pero sin indicadores verificables de ejecución: ni km de fajas, ni ha tratadas, ni puntos de agua, ni brigadas permanentes por distrito.

A ello se suma una práctica gravísima: registros oficiales de hectáreas desbrozadas que no existen en el territorio real. Documentos públicos reflejan actuaciones inexistentes, alimentando sospechas de desvío de fondos y falsedad documental, tipificada en el Código Penal.

Ninguna CCAA publica datos diarios sobre incendios y conatos <20 ha. El Estado solo interviene en Nivel 3, pero ninguna comunidad lo declaró en 2025 para evitar la fiscalización estatal y europea. Prefirieron solicitar medios de la UME, Defensa y fondos europeos, pero sin abrir en canal las carencias acumuladas en prevención.

Lo que exige la sociedad civil

1. Datos diarios, completos y públicos por CCAA, incluyendo incendios <20 ha.
2. Partes mensuales de prevención real: km de fajas, ha desbrozadas, puntos de agua, brigadas disponibles.
3. Planes obligatorios de mosaicos agroforestales con frondosas autóctonas y franjas agrícolas.
4. Control riguroso del gasto público, con auditorías independientes, sanciones y participación vecinal.
5. Brigadas y bomberos forestales permanentes y formados, coordinados con la población rural.

Justicia, Europa y fiscalización internacional

La magnitud de 2025 —cientos de miles de hectáreas arrasadas, pueblos desalojados, víctimas, espacios protegidos en llamas y registros administrativos falsos— exige que la Fiscalía de Medio Ambiente, las Audiencias Provinciales y los órganos de control de la UE investiguen posibles delitos de ecocidio, malversación, falsedad documental y desviación de fondos europeos.

No se trata solo de apagar incendios, sino de destapar décadas de inacción preventiva y simulación administrativa.

Conclusión

El fuego ha desenmascarado un modelo forestal condenado a arder: monocultivos inflamables, prevención simulada y presupuestos sin control.

La prevención real empieza en qué se planta y dónde se planta, en mosaicos, pastos, cortafuegos naturales y gestión vecinal del monte.

Sin ello, cada verano será un teatro de humo, sirenas y propaganda política, mientras el territorio y la vida rural desaparecen.

✍️ CyN alerta: La opacidad de los portales de transparencia y los registros inveraces de hectáreas desbrozadas constituyen falsedades documentales que deben investigarse (km de fajas, ha tratadas, puntos de agua operativos, brigadas permanentes por distrito). Ninguna CCAA publica un portal diario de incendios y conatos <20 ha, lo que distorsiona la percepción del riesgo.
El Estado solo interviene en Nivel 3, sin control sobre el uso de fondos europeos y nacionales transferidos. La consecuencia: presupuestos que se gastan, pero montes que no se cuidan, sin plan ni acción preventiva integrada.

Fuentes verificadas (20/08/2025): Copernicus/EFFIS, MITECO, Praza.gal, InfoLibre, USC–CSIC (2025), Greenpeace, Ecologistas en Acción, GaliciaPress, Biofuelwatch, Montescola y C.P.

Comentarios Comentarios desactivados en Los incendios en España desnudan el abandono institucional y un modelo forestal incendiario

I. ¿Quién incendia España? ¿Y Galicia?

Cada verano, la maquinaria institucional y mediática activa su ritual: buscar un culpable, hablar de detenciones, detener a un presunto autor, publicar una imagen.

Pero ¿cuántos son en realidad? ¿cuántos pagan por ello? ¿cuántas condenas hay frente al número real de incendios?

Y lo más importante: ¿cuánto se ha hecho por prevenirlos?

Este análisis, sustentado en datos oficiales de 2013 a 2024, desarma la gran falacia incendiaria: la de quienes se lavan las manos como Pilatos, atribuyendo las causas a unos pocos “malos” y ocultando la falta de prevención estructural, el abandono de cortafuegos, el caos de especies foráneas y la ausencia de planificación.

II. Superficie quemada: Galicia desproporcionadamente afectada

📊 Entre 2013 y 2024 se registraron:

Período

Nº Incendios en España

Superficie quemada en España (ha)

Superficie quemada en Galicia (ha)

2013–2024

124.107

1.201.400

89.000

🔎 Galicia supone apenas el 5,85% de la superficie de España, pero concentra el 7,4% de la superficie quemada.

Un porcentaje desproporcionado, que revela una gestión forestal fallida.

III. ¿Dónde están los incendiarios?: Detenidos y condenados

En el mismo período, los datos de detenciones y condenas desmontan el mito de que los incendios responden a una red masiva de criminales:

Indicador

Valor (España)

  • Detenidos 2013–2024

789

  • Media anual detenidos

66

  • Media anual condenados

24

  • Condenados en 2016

140

  • Condenados en 2022

99

  • Total condenados (2013–2022)

239

  • Años sin constancia de condenados

10 de 12

👉 Las condenas son excepcionales, no la norma, y los datos disponibles son escasos, opacos o inexistentes en muchos años.

IV. Causas reales silenciadas

Las tres causas estructurales de fondo, reiteradas en informes e infografías de CyN, son:

  1. Falta de cortafuegos naturales anchos (de 100 a 300 metros), sustituidos por franjas simbólicas que no detienen ningún fuego.

  2. Plantación masiva de especies foráneas (eucaliptos, pinos) sin regulación estratégica, ni limitación de cargas combustibles.

  3. Ausencia de brigadas de prevención activa durante buena parte del año y contratación estacional precaria con fines clientelares.

🧯 Ninguna de ellas depende de un “incendiario”: dependen de las Administraciones Públicas responsables.

V. Conclusión

Se incendia lo que no se cuida, no lo que se vigila.

La falta de prevención no es un fallo: es una política.

Y la criminalización sistemática sin base probatoria ni resolución de condena es una coartada que auto pretende eximir a quienes tienen el deber constitucional de proteger el territorio, la masa forestal, el paisaje, las propiedades, las vidas y la biodiversidad y no lo hacen, con el silencio cómplice de los parlamentos y otros órganos de la U.E., del Estado y de la Comunidad Autónoma de Galicia.

 VI ¿Quién decide lo que se planta y lo que se quema?

No basta pues con mirar las llamas y solicitar la intervención de la UME cuando el fuego arrasa con todo y está fuera de control días y semanas, año tras año.

Hay que mirar quién tiene las competencias legales —y las responsabilidades morales— en materia de:

  • Ordenación del territorio y del monte

  • Planificación de especies y usos forestales

  • Prevención de incendios forestales

  • Gestión del riesgo y de la biodiversidad

  • Extinción y cuidado del paisaje rural

La respuesta está clara:

Las tienen las Administraciones Públicas, no los incendiarios.

Quien decide lo que se planta, dónde y cómo, lo hace sobre la base de políticas, leyes, presupuestos y prioridades.

Y también quien decide no prevenir, tener recursos ociosos e infrautilizados, no limpiar, no planificar, está tomando decisiones, aunque las oculte tras discursos alarmistas o frases rituales, falacias que confirman la incapacidad y la cobardía para afrontar un problema muy serio.

Lo que arde hoy no es sólo vegetación seca:

es el resultado de un modelo forestal fallido, urbanocéntrico, desconectado del rural y sin planificación real.

Un modelo que repite errores durante décadas, mientras el monte se convierte en combustible y los pueblos en ceniza.

Ninguna persona decente puede seguir diciendo que esto es culpa de un “pirómano suelto” o de un “verano atípico”.

Porque el fuego no se improvisa: El fuego es la consecuencia de una ausencia continuada de cuidados.

Y si las competencias están claras… que las ejerzan o que dimitan.

Pero que no se escondan tras titulares ni estadísticas sesgadas.

Desde CyN, con datos verificados, decimos basta.

👉 Exigimos un plan forestal preventivo, cortafuegos reales, especies compatibles con el territorio y presencia de brigadas todo el año.

👉 Exigimos dejar de mentir: los datos, las condenas y la superficie quemada hablan más claro que cualquier nota de prensa.

📚 Fuentes documentales:

  • EGIF (MITECO), PLADIGA (Xunta de Galicia), Fiscalía General del Estado, CENDOJ, EFFIS–Copernicus, informes CyN y medios oficiales.

Comentarios Comentarios desactivados en LA GRAN COARTADA INCENDIARIA: CULPAR SIN PREVENIR

Personajes:

  • Comisaria de Medio Ambiente de la UE, elegante, acento extranjero.

  • Diputado Estatal, traje impecable, manos limpias de tierra.

  • Diputado Autonómico, corbata torcida, botas relucientes.

  • Conselleira de Medio Rural, sonrisa oficial de protocolo.

  • Conselleira de Medio Ambiente, cargada de estadísticas y excusas.

  • Director de Montes, casco blanco, papeles llenos de sellos.

  • El Bosque de Galicia, ennegrecido, cubierto de ceniza.

  • La Abeja Europea, mensajera del aire, zumbido indignado.

  • El Río Donsal, viejo y sabio, arrastra cenizas de su propia cuenca.

  • Coro de Vecinos del Monte, tosiendo y expectantes.

[Escena: Salón de plenos improvisado en un claro humeante. Troncos calcinados como bancos, ceniza cayendo como nieve gris. Tres banderas caídas: UE, España, Galicia.]

  • BOSQUE DE GALICIA (con voz profunda y dolida):— Este es mi parlamento. Hablad, políticos, que yo escucho. Ardo desde 1950 en silencio, volví a arder en 2006, en 2017 y en julio de 2025 España entera lleva 21.000 hectáreas a ceniza.

  • COMISARIA UE (mirando en su tablet):— Desde Bruselas enviamos millones para prevención, cortafuegos y brigadas. Pero aquí solo veo humo… y fotos de helicópteros.

  • DIPUTADO ESTATAL (se abanica con una nota de prensa):— España cumple… más o menos. Este es un “problema estacional”.

  • DIPUTADO AUTONÓMICO (sacudiéndose ceniza):— ¡Mentira! Tenemos PLADIGA, 19 distritos forestales, brigadas fijas y temporales, y helicópteros alquilados.

  • CONSELLEIRA DE MEDIO RURAL (sonrisa de despacho):— Hemos hecho un gran esfuerzo… Los incendios son imprevisibles.

  • CONSELLEIRA DE MEDIO AMBIENTE (mostrando una estadística):— Si miramos solo julio, la superficie quemada es menor que la de 2017.

  • DIRECTOR DE MONTES (leyendo nervioso):— Tenemos 1.200 km de cortafuegos… algunos sin limpiar. Y seguimos plantando…

[Entra la ABEJA EUROPEA, zumbando con rabia sobre los papeles.]

  • ABEJA:— ¡Mentira voladora!

  • La biodiversidad muere.

  • Las colmenas arden.

  • Las truchas del Donsal respiran ceniza.

  • Vuestros informes se convierten en humo sobre mis alas.

  • RÍO DONSAL (con voz grave):— He visto vacas correr, vecinos confinados, 20.000 personas encerradas mientras ardían mis laderas.

  • CORO DE VECINOS (tosiendo):— Queremos prevención, no promesas.— Queremos urbanismo forestal, no fotos con hidroaviones.— Queremos vida, no ceniza cada verano.

  • BOSQUE DE GALICIA (con rabia final):— Setenta años plantando sin plan de especies,cien años de ceniza si no cambiáis.

  • COMISARIA UE (mirando al público):— Europa no paga humo. Europa exige responsabilidad.

  • ABEJA EUROPEA (sobrevolando la escena):— Sin cortafuegos reales, sin control del monte, sin planificación honesta, la próxima lista de muertos y hectáreas llevará vuestra firma.

[Silencio. La ceniza cae. Todos miran al público buscando absolución.]

  • CORO FINAL (todos los personajes):— Julio 2025:

  • 21.000 hectáreas quemadas.

  • 20.000 personas confinadas.

  • Bosques negros, aire muerto, biodiversidad perdida. Solo la prevención real y la verdad podrán salvarnos.

[Oscuro. Zumbido de abeja y rumor del Donsal como eco.]

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Fuentes teatrales y de datos: EFFIS / Copernicus EU JRC, MITECO, PLADIGA (Xunta de Galicia), INE, IGE, estudios académicos sobre gestión forestal en Europa.

Comentarios Comentarios desactivados en EL PARLAMENTO DEL HUMO (Obra comprimida de denuncia teatral sobre incendios y abandono forestal en Galicia y España)

“La transparencia del presupuesto no es solo una exigencia técnica, sino una condición esencial de la democracia. Allí donde hay oscuridad contable, hay déficit político.”


Juan Velarde Fuertes (1927–2023), catedrático de Hacienda Pública

Galicia arde en silencio entre partidas opacas, notas de prensa sin ejecución acreditada y presupuestos que simulan más de lo que previenen. En 2025, como ya sucedió en 2024, la Xunta de Galicia reincide en una práctica institucional que aparenta simulación presupuestaria, vulnerando los principios de transparencia, claridad y rendición de cuentas establecidos en la Ley 19/2013, de Transparencia, y en la normativa presupuestaria de la Unión Europea.

Frente al liderazgo trágico de Galicia en materia de incendios forestales —por superficie quemada, gasto por hectárea, daño ecológico y número de víctimas de incendios forestales: 49 en España y Portugal en 2017, 4 de ellos en Galicia—, no existe información consolidada ni trazable sobre el destino real de los fondos públicos anunciados para prevención y extinción. Los 224 millones de euros publicitados no cuentan con respaldo documental verificable. Lo que hay es dispersión contable, opacidad estructural y una preocupante falta de trazabilidad operativa y territorial.

La investigación comparada realizada por la Asociación Castaño y Nogal (CyN), con base en fuentes oficiales de la UE, Francia, España y Galicia, confirma esta simulación prolongada que convierte la política forestal en un dispositivo reactivo, post mortem, alejado de cualquier planificación integrada o urbanismo de prevención.

Las infografías que acompañan este comentario editorial ofrecen al lector un análisis y diagnóstico visual contrastado del problema de fondo de la prevención y de la forma en que Galicia afronta la lucha contra los incendios forestales, que culmina con una infografía que refuerza -una vez más- el mensaje de que la misma comienza con selección de especies y prevención real y ordenada los 365 días del año.

Como en la medicina, el medio ambiente gallego necesita análisis rigurosos, escáneres, diagnósticos certeros y cirugía real. No se puede seguir aplicando sueros diluidos cuando el bosque sangra por dentro. La prevención exige precisión, alma y voluntad política. Sin eso, todo vuelve a arder.

Comentarios Comentarios desactivados en OPACIDAD PRESUPUESTARIA Y PREVENCIÓN DE INCENDIOS EN GALICIA (2025)

Desde el archivo vegetal del río Donsal, donde el musgo aún retiene humedad de los días sin fuego, damos fe notarial de lo que las cifras, los mapas y los satélites no pueden silenciar: el monte arde allí donde no se ha prevenido, no se ha prevenido allí donde no se ha querido, y no se planifica allí donde se ocultan los verdaderos problemas.

Julio de 2025 ha marcado un punto de inflexión. Las publicaciones de CyN sobre incendios forestales, la inexistencia o ineficacia estructural de las labores de prevención, y la extensión sin control de plantaciones de especies pirófitas como el eucalipto o el pino, han sido leídas, replicadas y valoradas por investigadores, universidades, brigadas forestales, instituciones extranjeras, agencias de la UE, medios especializados y ciudadanos anónimos que aman el monte y lo defienden.

No pedimos nada. Denunciamos. Y esa denuncia ya no es local. Ha cruzado fronteras, continentes, ministerios y organismos internacionales.

Nos atrevimos a mostrar lo que durante años se evitó siquiera nombrar: la relación directa entre la falta de prevención efectiva y la devastación forestal por el fuego.
Hicimos lo que otros no hicieron o no quisieron hacer: ilustrarlo con datos públicos, fuentes oficiales, mapas europeos, normas vigentes y contradicciones presupuestarias.

Señalamos el desvío, la inercia institucional, la ocupación errática de brigadas, y el uso decorativo de partidas que figuran como prevención, pero que no limpian, no desbrozan, no coordinan, no planifican y no cooperan con los residentes rurales. Hoy lo decimos en voz alta, con alma y con imágenes:

Sin un plan, no hay prevención. Sin prevención, todo arde. Y la prevención medioambiental debe ser real, pública, diaria, 365 días al año.

Por eso publicamos la infografía “Genética del Fuego (vista en voz alta)”, que es también la genética de la prevención forestal inteligente, del futuro rural que aún es posible si se protege con rigor, comenzando por conocer su clíonica para un diagnóstico de supervivencia.

Las preguntas que plantea no son retóricas. Son interpelaciones directas a los responsables públicos, a propietarios de monte, a planificadores, a técnicos, a comunidades y comarcas:

• ¿Dónde plantar?
• ¿Qué plantar?
• ¿Quién limpia, cuándo y cómo?
• ¿Desbrozar es un acto puntual o un compromiso anual?
• ¿Por qué no hay prevención 365?
• ¿Qué hacen durante meses enteros las brigadas de monte, y los días que llueve?
• ¿Dónde está la coordinación comarcal? ¿Dónde la implicación real de los propietarios con los distritos forestales?

“Las comunidades autónomas deberán garantizar una red de infraestructuras de prevención de incendios forestales adecuadas, funcionales y mantenidas.”
— Ley 43/2003, de Montes, art. 48.1

“Los titulares de terrenos forestales están obligados a mantenerlos en condiciones que permitan prevenir incendios.”
— Ley 3/2007, de prevención y defensa contra incendios forestales de Galicia, art. 21

Pero cada año se repite la misma escena: Presupuestos aprobados, cuadrillas activadas, titulares satisfechos… y el monte igual: sucio, abandonado, sin cortafuegos, sin zonas de refugio, sin prevención efectiva. Lo que no se cuida en invierno, se quema en verano.

Regiones como Occitania o Córcega trabajan desde hace décadas con zonificación, silvicultura preventiva, pastoreo y gobernanza local, y muestran resultados: menos incendios, menos gasto, más paisaje vivo. En España, la Comunidad Valenciana ha demostrado que la prevención concertada, con planes comarcales y participación ciudadana, es técnica, viable y rentable.

CyN ha dicho la verdad. Y esa verdad ya no está sola.

Las publicaciones con más interacción –“Galicia arde por dentro”, “Cuando el bosque calla, la ceniza grita”, “La prevención que no se ve, es la que se quema”– han llegado a universidades, foros internacionales, despachos europeos, fiscalías ambientales y archivos de organizaciones internacionales.

Nos escriben desde Alemania, Portugal, Argentina y Bruselas. Nos leen desde Barcelona, Estrasburgo, Santiago. Nos dicen: “Seguimos a CyN porque habla con datos, con alma y sin miedo.” La bomba está servida. Y no la activamos nosotros.
La carga son los años acumulados de un sistema que disfraza reacción de prevención, propaganda de gestión y silencio de complicidad.

CyN no apagará su voz. No busca favores ni contratos ni ayudas. No transige ni encubre. Defiende Galicia, su monte, sus aldeas, su patrimonio forestal, su paisaje, su verdad, su tesoro natural y diferenciado. Su gente. La que mira al horizonte y no quiere ser cómplice de la incineranción de la esperanza para quienes viven en el presente y generaciones venideras.

Es obvio que el silencio nunca ha prevenido ni apagado un incendio, ni construido ni limpiado un sendero, como hizo CyN. Y porque la prevención que no se practica, es la que arde.

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La sociedad gallega no puede seguir pagando incendios evitables con patrimonio, vidas, impuestos y paisaje.

Galicia ha destinado más de 182 millones de euros en cinco años a combatir incendios forestales, pero no hay datos verificables que acrediten resultados. Las brigadas están infrautilizadas, los registros son opacos y la prevención apenas se ejecuta. Castaño y Nogal denuncia esta crisis de gobernanza forestal y propone una transformación del modelo vigente, con planificación, transparencia y vocación de servicio público.

Galicia arde cada verano, no por el clima, sino por la inacción institucional. Entre 2020 y 2024 se han destinado más de 182 millones de euros a la prevención y extinción de incendios. Sin embargo, lejos de frenarse, el número de fuegos ha crecido: de 470 en 2020 a una proyección de 575 en 2024. Se invierte más, pero se quema más. Algo falla, al margen del aumento de las temperaturas.

Los datos difundidos por la Xunta sobre las labores de prevención no son creíbles ni verificables. Solo en 8 de los 19 distritos forestales aparecen referencias a tareas concretas, muchas veces presentadas como “desbroces” cuando en realidad se trata de quemas controladas, mal documentadas. No se informa del lugar, los medios utilizados ni los resultados. La falta de transparencia es tan grave como la ausencia de planificación. Sin información fiable, no hay control ciudadano ni institucional posible.

Las brigadas de prevención, dependientes de los 19 distritos, deberían estar operativas todo el año. Pero se activan únicamente en verano, sin formación continuada, sin entrenamientos técnicos, en condiciones precarias. Se refuerzan con contrataciones temporales y medios aéreos sin evaluación ni control. Se conforman cuadrillas mal dotadas, sin hoja de ruta, sin continuidad. Galicia cuenta con profesionales, vehículos y maquinaria, pero carece de una estrategia preventiva coherente, escalonada y territorialmente priorizada.

Esta situación vulnera la Ley gallega 3/2007, la Ley 1/2016 de transparencia y la Ley estatal 19/2013. El modelo no reduce el riesgo: lo consolida. No hay evaluación de resultados, ni zonificación forestal, ni protocolos ajustados a la interfaz urbano-forestal. No hay estrategia.

El problema es estructural. Se sigue priorizando apagar fuegos en lugar de evitarlos. Se multa a propietarios por no limpiar, incluso cuando desbrozan correctamente zonas sensibles, pero no se les ofrece apoyo técnico ni acompañamiento. Se gasta en publicidad institucional, pero no se ejecutan tareas efectivas. Se incrementa el presupuesto anual, pero no se ve ni una hectárea más limpia ni menos incendios en áreas críticas: cerca de pueblos, espacios protegidos o rutas naturales.

Esta lógica debe invertirse. La prevención debe ser un servicio público permanente. Galicia necesita coordinación interadministrativa, control parlamentario, planificación participativa con universidades, biólogos, ingenieros y comunidades rurales. Urge diseñar e implantar un plan de especies forestales adaptado a la realidad climática, orografía y riesgo de propagación, con criterios de interés general y viabilidad ecosocial.

No podemos seguir dejando que nuestros montes sean un polvorín sin gestión. El abandono rural, la acumulación de biomasa y la falta de acción preventiva son el caldo de cultivo de los grandes incendios. Como recordaba Arne Næss, “la protección de la naturaleza no puede esperar a tener razones económicas: es una responsabilidad ética ineludible”.

Castaño y Nogal propone soluciones concretas: diagnóstico zonal, redefinición de funciones de las brigadas, trabajo preventivo todo el año, y una red estable de colaboración con las comunidades del entorno. Hay que restaurar el vínculo entre el territorio, quienes lo habitan y quienes lo gestionan.

Por ello, como sociedad civil comprometida con el rural, el patrimonio natural y cultural y la biodiversidad, CyN exige a las autoridades —europeas, estatales y gallegas— la elaboración urgente de un nuevo plan de prevención y reforestación responsable. Uno que garantice eficacia, equidad, transparencia y resiliencia ecológica, económica y cultural.

La sociedad gallega, al igual que la europea, y la generalidad de los contribuyentes, no pueden seguir pagando incendios evitables con patrimonio, vidas, impuestos y paisaje. Es el momento de decidir si queremos seguir ardiendo… o empezar a cuidar lo que aún se puede salvar.

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Cada verano, miles de hectáreas arden en Galicia, Castilla y León, Andalucía, Cataluña, el Valencia y el sur de Francia. Aunque se aluda al cambio climático, la causa principal es otra: la ausencia de planificación forestal territorial y la continuidad de un modelo basado en monocultivos intensivos, sin diversificación, prevención ni control.

Los datos son elocuentes: la mayor parte de los grandes incendios se originan en zonas forestales sin ordenación previa, con continuidad de combustible, pendientes pronunciadas y acceso limitado. Estos factores, combinados con la proliferación de especies pirófitas (que resisten a la presencia del fuego), convierten cada verano en una tragedia anunciada.

Desde CyN denunciamos esta falta de racionalidad técnica y legal. En ningún otro ámbito se permite ocupar el 100 % del suelo sin evaluar accesos, pendiente, continuidad del combustible, proximidad a viviendas o dotaciones hídricas para extinción. Lo que sería inadmisible en urbanismo —levantar barrios sin calles, sin zonas verdes ni reservas públicas— sigue hoy permitido en nuestros montes y entornos rurales.

La falta de planificación forestal no es un olvido: es una forma institucionalizada de negligencia con consecuencias humanas, ecológicas y económicas.

Urbanismo forestal: principios de una estrategia preventiva

Desde CyN proponemos una reforma inspirada en el planeamiento urbanístico, integrado y responsable, ya vigente en Europa, que incluya:

  • Prohibición de plantaciones monoespecíficas continuas al 100 %.

  • Reservas obligatorias de cortafuegos y corredores ecológicos.

  • Diversificación de especies autóctonas y baja carga pirófila.

  • Distancias mínimas: 300 m a viviendas, 1 km a núcleos rurales.

  • Seguro obligatorio de responsabilidad civil y ambiental.

  • Mantenimiento anual e inspección pública con capacidad sancionadora.

  • Infraestructura hidráulica permanente para medios terrestres y aéreos.

Estos principios ya se aplican en el planeamiento urbanístico, que impone cesiones obligatorias para calles, zonas verdes y equipamientos. La lógica del urbanismo debe inspirar también la ordenación del medio forestal, adaptada a su realidad ecológica y social, en dónde las administraciones públicas competentes consideren, conforme a normas de legal aplicación, aptas para plantar.

Este marco se apoya en un principio clave: la socialización del aprovechamiento del suelo forestal, incluyendo fincas privadas y montes comunales. La gestión del bosque no puede dejarse al interés individual, sino ordenarse como espacio de interés público aprovechable desde la iniciativa privada y pública. Solo así es posible compatibilizar sostenibilidad, seguridad y resiliencia rural.

La experiencia comparada muestra que donde se aplican estos principios —como en determinadas regiones de Francia o en zonas rurales del centro de Europa— el número, la extensión y el impacto de los incendios se reduce de forma sustancial. No se trata de inventar nada nuevo, sino de aplicar lo que ya funciona allí donde la política forestal se toma en serio.

Propuestas legislativas desde CyN

Para evitar más incendios devastadores y proteger la vida rural, CyN propone:

  • Ley Orgánica Estatal de Planificación Forestal Preventiva.

  • Implementar y aplicar la Directiva Europea contra incendios forestales rurales, en línea con el Acuerdo de París y el Reglamento UE 2023/1115.

  • Prohibición de especies pirófitas a <1 km de zonas habitadas.

  • Planes locales de ordenación, auditados externamente.

  • Presupuestos con trazabilidad, control técnico y eficacia comprobable.

Estas medidas deben tener rango legal y aplicación obligatoria, para que el territorio deje de depender de decisiones voluntarias o de interpretaciones administrativas. La prevención estructural no puede quedar a merced de la voluntad política coyuntural ni de obstruccionistas al desarrollo sostenible, como espacio de interés general y/o público.

No basta con recomendaciones técnicas. Es necesario dotar a las administraciones de un marco jurídico fuerte y a los territorios de instrumentos eficaces para aplicar una planificación activa, preventiva y justa, que sea plenamente operativa y controlen los parlamentos autonómicos, que también habrían de escuchar a agricultores, ganaderos apicultores y técnicos relacionados.

Epílogo desde Os Ancares

La propuesta de CyN nace del conocimiento, experiencia profesional y gestión directa de dirigentes de la asociación en el territorio y ámbito del medio ambienit6e: desde Quintá de Cancelada y la ruta del Donsal, donde el abandono se combate con resiliencia, y la selva incendiaria se puede transformar en paisaje vivo y patrimonios locales en pilar de desarrollo local, con ordenación, planificación y conciencia colectiva.

El contraste entre los paisajes bien gestionados y los arrasados por el fuego es evidente para quien camina estas tierras. Donde hay diversidad, hay humedad. Donde hay caminos conservados y agua, hay tiempo de reacción. Donde hay comunidad activa, hay contención.

Los incendios no se apagan con discursos. Se evitan con planificación, diversidad forestal, agua y control público.

Invitamos a abrir este debate sin tabúes en Galicia, España y la UE. El bosque no es solo un recurso: es parte del modelo de vida que queremos defender desde CyN.

Esta propuesta no nace desde moquetas ni desde gabinetes: nace desde Quintá de Cancelada y la ruta del Donsal, en Os Ancares lucenses, donde el abandono es rutina y la resiliencia es supervivencia.

Desde CyN invitamos a instituciones, ciudadanía y medios a abrir este debate sin tabúes en la UE, España y Galicia, El rural y el bosque merecen una política forestal digna del siglo XXI, que no hay.

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