España acumula en 2025 un mínimo de 391.581 hectáreas calcinadas(Copernicus), de las cuales unas 350.000 ha ardieron solo en agosto. Son cifras que ya superan las de 2022 y convierten este año en el más devastador del siglo XXI. El sistema europeo EFFIS contabiliza 230 focos ≥30 ha, pero miles de incendios menores permanecen ocultos en los partes oficiales.

El balance humano es demoledor: 33.750 evacuados, 4 fallecidos, decenas de heridos, casas reducidas a cenizas y pueblos enteros desalojados en Galicia, Castilla y León y Extremadura.

Lo que arde detrás del fuego

No se trata solo de calor o sequía. Los incendios responden a causas clínicas forestales que explican su virulencia y extensión:

  • Monocultivo inflamable de eucalipto y pino, con aceites volátiles y continuidad del combustible.
  • Ausencia de mosaicos agroforestales y de franjas de frondosas nativas que frenen la propagación.
  • Falta de labores de prevención en el territorio, entornos de núcleos y cuencas de ríos.
  • Cortafuegos ineficaces (<40 m) frente a incendios que saltan con viento distancias de 200–500 m.
  • Pastos abandonados, que acumulan matorral seco sin aprovechamiento ganadero.
  • Cambio climático, que multiplica ignición y severidad.

El resultado son incendios de sexta generación, con llamas de más de 30 m, velocidades de propagación superiores a 6 km/h y columnas convectivas capaces de generar tormentas de fuego.

Una semilla para más incendios

Lejos de corregir este modelo, Galicia afronta la amenaza del proyecto Altri–Greenfiber en Palas de Rei, que podría consumir entre 1 y 2,4 millones de toneladas de eucalipto al año.

Expertos, ecologistas y sociedad civil —incluida CyN— advertimos que esta industria incentivaría la expansión del monocultivo, justo el modelo que agrava los incendios forestales.

La sociedad civil exige ampliar la moratoria de nuevas plantaciones de eucalipto hasta 2030, también en Asturias, Cantabria, Euskadi y Bizkaia, y prohibir su presencia en espacios protegidos.

Presupuestos y registros inveraces

Galicia presupuestó entre 30,5 y 41 millones €/año (2020–2024) para prevención y extinción, pero sin indicadores verificables de ejecución: ni km de fajas, ni ha tratadas, ni puntos de agua, ni brigadas permanentes por distrito.

A ello se suma una práctica gravísima: registros oficiales de hectáreas desbrozadas que no existen en el territorio real. Documentos públicos reflejan actuaciones inexistentes, alimentando sospechas de desvío de fondos y falsedad documental, tipificada en el Código Penal.

Ninguna CCAA publica datos diarios sobre incendios y conatos <20 ha. El Estado solo interviene en Nivel 3, pero ninguna comunidad lo declaró en 2025 para evitar la fiscalización estatal y europea. Prefirieron solicitar medios de la UME, Defensa y fondos europeos, pero sin abrir en canal las carencias acumuladas en prevención.

Lo que exige la sociedad civil

1. Datos diarios, completos y públicos por CCAA, incluyendo incendios <20 ha.
2. Partes mensuales de prevención real: km de fajas, ha desbrozadas, puntos de agua, brigadas disponibles.
3. Planes obligatorios de mosaicos agroforestales con frondosas autóctonas y franjas agrícolas.
4. Control riguroso del gasto público, con auditorías independientes, sanciones y participación vecinal.
5. Brigadas y bomberos forestales permanentes y formados, coordinados con la población rural.

Justicia, Europa y fiscalización internacional

La magnitud de 2025 —cientos de miles de hectáreas arrasadas, pueblos desalojados, víctimas, espacios protegidos en llamas y registros administrativos falsos— exige que la Fiscalía de Medio Ambiente, las Audiencias Provinciales y los órganos de control de la UE investiguen posibles delitos de ecocidio, malversación, falsedad documental y desviación de fondos europeos.

No se trata solo de apagar incendios, sino de destapar décadas de inacción preventiva y simulación administrativa.

Conclusión

El fuego ha desenmascarado un modelo forestal condenado a arder: monocultivos inflamables, prevención simulada y presupuestos sin control.

La prevención real empieza en qué se planta y dónde se planta, en mosaicos, pastos, cortafuegos naturales y gestión vecinal del monte.

Sin ello, cada verano será un teatro de humo, sirenas y propaganda política, mientras el territorio y la vida rural desaparecen.

✍️ CyN alerta: La opacidad de los portales de transparencia y los registros inveraces de hectáreas desbrozadas constituyen falsedades documentales que deben investigarse (km de fajas, ha tratadas, puntos de agua operativos, brigadas permanentes por distrito). Ninguna CCAA publica un portal diario de incendios y conatos <20 ha, lo que distorsiona la percepción del riesgo.
El Estado solo interviene en Nivel 3, sin control sobre el uso de fondos europeos y nacionales transferidos. La consecuencia: presupuestos que se gastan, pero montes que no se cuidan, sin plan ni acción preventiva integrada.

Fuentes verificadas (20/08/2025): Copernicus/EFFIS, MITECO, Praza.gal, InfoLibre, USC–CSIC (2025), Greenpeace, Ecologistas en Acción, GaliciaPress, Biofuelwatch, Montescola y C.P.

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