pv81

Mi comentario de hoy, excepcionalmente, tendrá un matiz localista, aunque la Plaza María Pita es patrimonio de todos los gallegos.

Resulta armoniosa en su sobriedad e idónea para el sosiego; salón de la ciudad donde recibir a visitantes, ilustres y anónimos; ágora; sala de espectáculos; lugar de encuentro y solaz y para ver llover y oír el viento.

¡Eccola!, ¡che bella!, ¡es como la nuestra!, he oído decir con cara de espontánea y sincera sorpresa, a algún forastero al entrar en ella.

Pero todo es mejorable. Ahora que, según parece, se ha iniciado el proceso de retirada de las polémicas terrazas, tal vez sea momento idóneo para pensar en otras sencillas mejoras.

Cualquiera puede contemplar a diario las procesiones de perros bajo los soportales para aliviar vejigas e intestinos. Naturalmente, nunca al pie del portal propio, siempre del ajeno. Además de pedir civismo a los propietarios, sugiero a los servicios de limpieza -frecuente y concienzuda, ya lo sé- el uso de productos químicos disuasorios inocuos para la salud de las mascotas, así como la imposición de multas a los propietarios.

Para los humanos que incurren en el mismo hecho -generalmente con nocturnidad y ocultación- o se comportan de forma vandálica, sugiero la multa o el trabajo comunitario compensatorio, que ya se han empezado a aplicar en otras ciudades. La única fuente de la plaza fue arrancada de cuajo y he visto a mozalbetes introducir petardos en el fuego en honor de la heroína.

Hay otros aspectos que podrían ser mejorados. Cuelgan desordenadamente por las fachadas cables de todo tipo; algunas bajantes de aguas pluviales vierten en cascada; los tejados están poblados de antenas, muchas de ellas, probablemente, sin servicio; la iluminación de la plaza – excluyo el edificio municipal- resulta pobre; numerosos edificios han hecho caso omiso de las subvenciones municipales para obras de adecentamiento de fachadas. Estas mismas sugerencias son aplicables al frente de La Marina.

No puede olvidarse que la plaza, por ser lugar de inexcusable visita de los forasteros, influirá en la percepción que lleven de nuestra ciudad. La receta más eficaz será el civismo -la ciudad más aseada no es la que más se limpia sino la que menos se ensucia- y, de no ser suficiente, las medidas públicas disuasorias: multa o trabajo comunitario.

Un comentario en “«La plaza de María Pita» – Alfonso García López”
  1. cheap fut coins dijo:

    cheap fut coins

    It’s really a nice and useful piece of info. I’m happy that you just shared this helpful info with us. Please stay us informed like this. Thanks for sharing.|

Escribe un comentario

Debes registrarte para publicar un comentario. Entrar »