Es imposible conocer la actividad legislativa de las 17 comunidades autónomas. La proliferación normativa se convierte, en ocasiones, en diarrea -con perdón-, en cuanto es la manifestación de disfunción en una parte del cuerpo del Estado.torrebabel

El pasado mes de diciembre Las Cortes de Aragón, por iniciativa del PSOE, aprobaron la ley  que reconoce la «pluralidad lingüística de Aragón», declara aragonés y catalán como lenguas propias y garantiza su uso, enseñanza y difusión.

La disposición se apresuraba a dejar claro que ninguna de las dos tendrá carácter oficial, como proponía la Chunta Aragonesista; no obstante se crearán las academias del catalán y del aragonés, se normalizará su uso en los instrumentos notariales y en los medios de comunicación -especialmente en la radiotelevisión aragonesa- y podrán usarse en debates y documentos oficiales.

En el norte de Huesca hablan el llamado aragonés unas diez mil personas;  el catalán,  en una estrecha franja colindante con Lérida.

La diversidad es riqueza que debe conservarse, pero convertir el aragonés en lengua es delirio de grandeza o mear fuera del orinal.

Cundirá el ejemplo y el bable asturiano, fala cacereña, andaluz, extremeño, canario y panocho murciano serán reivindicados como idiomas, porque dialecto es poca cosa culturalmente hablando.

Muy mermada tiene que estar la autoestima de quienes pretenden reforzar su identidad por esta vía.  Todos queremos ser cabeza de ratón, que es más aparente y resultón que cola de león.

En estas pretensiones tiene mucho que ver lo que se viene enseñando a nuestros niños; por ejemplo, en 2º de ESO, en Asturias, se les informa que «… el castellano es el idioma oficial de Asturias, aunque también se habla popularmente el bable y el gallego.» ¿No induce a confusión la aparente equiparación de castellano, bable y gallego?

En la zona de Cáceres en la que se habla la denominada fala, hay quien ha reivindicado la oficialización del gallego, por su similitud.

En fin, ¿nos avergüenza tener como idioma el castellano/español; comunicarnos con más de 440 millones de seres humanos repartidos por todo el mundo?; ¿olvidamos que vivieron para el castellano escritores como Cervantes, Lope, Calderón, Tirso, Quevedo, Gracián y un largo etcétera hasta llegar a las plumas y lenguas que hoy lo siguen usando con dignidad y maestría?

Conservar sí, darnos el cambiazo, no.

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