“La transparencia del presupuesto no es solo una exigencia técnica, sino una condición esencial de la democracia. Allí donde hay oscuridad contable, hay déficit político.”


Juan Velarde Fuertes (1927–2023), catedrático de Hacienda Pública

Galicia arde en silencio entre partidas opacas, notas de prensa sin ejecución acreditada y presupuestos que simulan más de lo que previenen. En 2025, como ya sucedió en 2024, la Xunta de Galicia reincide en una práctica institucional que aparenta simulación presupuestaria, vulnerando los principios de transparencia, claridad y rendición de cuentas establecidos en la Ley 19/2013, de Transparencia, y en la normativa presupuestaria de la Unión Europea.

Frente al liderazgo trágico de Galicia en materia de incendios forestales —por superficie quemada, gasto por hectárea, daño ecológico y número de víctimas de incendios forestales: 49 en España y Portugal en 2017, 4 de ellos en Galicia—, no existe información consolidada ni trazable sobre el destino real de los fondos públicos anunciados para prevención y extinción. Los 224 millones de euros publicitados no cuentan con respaldo documental verificable. Lo que hay es dispersión contable, opacidad estructural y una preocupante falta de trazabilidad operativa y territorial.

La investigación comparada realizada por la Asociación Castaño y Nogal (CyN), con base en fuentes oficiales de la UE, Francia, España y Galicia, confirma esta simulación prolongada que convierte la política forestal en un dispositivo reactivo, post mortem, alejado de cualquier planificación integrada o urbanismo de prevención.

Las infografías que acompañan este comentario editorial ofrecen al lector un análisis y diagnóstico visual contrastado del problema de fondo de la prevención y de la forma en que Galicia afronta la lucha contra los incendios forestales, que culmina con una infografía que refuerza -una vez más- el mensaje de que la misma comienza con selección de especies y prevención real y ordenada los 365 días del año.

Como en la medicina, el medio ambiente gallego necesita análisis rigurosos, escáneres, diagnósticos certeros y cirugía real. No se puede seguir aplicando sueros diluidos cuando el bosque sangra por dentro. La prevención exige precisión, alma y voluntad política. Sin eso, todo vuelve a arder.

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