Desde el archivo vegetal del río Donsal, donde el musgo aún retiene humedad de los días sin fuego, damos fe notarial de lo que las cifras, los mapas y los satélites no pueden silenciar: el monte arde allí donde no se ha prevenido, no se ha prevenido allí donde no se ha querido, y no se planifica allí donde se ocultan los verdaderos problemas.

Julio de 2025 ha marcado un punto de inflexión. Las publicaciones de CyN sobre incendios forestales, la inexistencia o ineficacia estructural de las labores de prevención, y la extensión sin control de plantaciones de especies pirófitas como el eucalipto o el pino, han sido leídas, replicadas y valoradas por investigadores, universidades, brigadas forestales, instituciones extranjeras, agencias de la UE, medios especializados y ciudadanos anónimos que aman el monte y lo defienden.

No pedimos nada. Denunciamos. Y esa denuncia ya no es local. Ha cruzado fronteras, continentes, ministerios y organismos internacionales.

Nos atrevimos a mostrar lo que durante años se evitó siquiera nombrar: la relación directa entre la falta de prevención efectiva y la devastación forestal por el fuego.
Hicimos lo que otros no hicieron o no quisieron hacer: ilustrarlo con datos públicos, fuentes oficiales, mapas europeos, normas vigentes y contradicciones presupuestarias.

Señalamos el desvío, la inercia institucional, la ocupación errática de brigadas, y el uso decorativo de partidas que figuran como prevención, pero que no limpian, no desbrozan, no coordinan, no planifican y no cooperan con los residentes rurales. Hoy lo decimos en voz alta, con alma y con imágenes:

Sin un plan, no hay prevención. Sin prevención, todo arde. Y la prevención medioambiental debe ser real, pública, diaria, 365 días al año.

Por eso publicamos la infografía “Genética del Fuego (vista en voz alta)”, que es también la genética de la prevención forestal inteligente, del futuro rural que aún es posible si se protege con rigor, comenzando por conocer su clíonica para un diagnóstico de supervivencia.

Las preguntas que plantea no son retóricas. Son interpelaciones directas a los responsables públicos, a propietarios de monte, a planificadores, a técnicos, a comunidades y comarcas:

• ¿Dónde plantar?
• ¿Qué plantar?
• ¿Quién limpia, cuándo y cómo?
• ¿Desbrozar es un acto puntual o un compromiso anual?
• ¿Por qué no hay prevención 365?
• ¿Qué hacen durante meses enteros las brigadas de monte, y los días que llueve?
• ¿Dónde está la coordinación comarcal? ¿Dónde la implicación real de los propietarios con los distritos forestales?

“Las comunidades autónomas deberán garantizar una red de infraestructuras de prevención de incendios forestales adecuadas, funcionales y mantenidas.”
— Ley 43/2003, de Montes, art. 48.1

“Los titulares de terrenos forestales están obligados a mantenerlos en condiciones que permitan prevenir incendios.”
— Ley 3/2007, de prevención y defensa contra incendios forestales de Galicia, art. 21

Pero cada año se repite la misma escena: Presupuestos aprobados, cuadrillas activadas, titulares satisfechos… y el monte igual: sucio, abandonado, sin cortafuegos, sin zonas de refugio, sin prevención efectiva. Lo que no se cuida en invierno, se quema en verano.

Regiones como Occitania o Córcega trabajan desde hace décadas con zonificación, silvicultura preventiva, pastoreo y gobernanza local, y muestran resultados: menos incendios, menos gasto, más paisaje vivo. En España, la Comunidad Valenciana ha demostrado que la prevención concertada, con planes comarcales y participación ciudadana, es técnica, viable y rentable.

CyN ha dicho la verdad. Y esa verdad ya no está sola.

Las publicaciones con más interacción –“Galicia arde por dentro”, “Cuando el bosque calla, la ceniza grita”, “La prevención que no se ve, es la que se quema”– han llegado a universidades, foros internacionales, despachos europeos, fiscalías ambientales y archivos de organizaciones internacionales.

Nos escriben desde Alemania, Portugal, Argentina y Bruselas. Nos leen desde Barcelona, Estrasburgo, Santiago. Nos dicen: “Seguimos a CyN porque habla con datos, con alma y sin miedo.” La bomba está servida. Y no la activamos nosotros.
La carga son los años acumulados de un sistema que disfraza reacción de prevención, propaganda de gestión y silencio de complicidad.

CyN no apagará su voz. No busca favores ni contratos ni ayudas. No transige ni encubre. Defiende Galicia, su monte, sus aldeas, su patrimonio forestal, su paisaje, su verdad, su tesoro natural y diferenciado. Su gente. La que mira al horizonte y no quiere ser cómplice de la incineranción de la esperanza para quienes viven en el presente y generaciones venideras.

Es obvio que el silencio nunca ha prevenido ni apagado un incendio, ni construido ni limpiado un sendero, como hizo CyN. Y porque la prevención que no se practica, es la que arde.

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