La extinción de semillas y especies es para siempre.

El Banco Mundial de Semillas de Svalbard no garantiza totalmente su conservación, además de ser insuficiente.

La cámara del Banco Mundial de Semillas construida en la isla Svalbard, de Noruega, contiene entorno a un millón de paquetes y tarros de semillas protegidas, en fase de ampliación.

Se trata de un búnker enterrado en lo profundo de una montaña de hielo, a 130 metros sobre el nivel del mar, en el Círculo Polar Ártico, con instalaciones para que no se inundarán aun en el caso de que los casquetes polares se derritieran.

No obstante, como consecuencia del agua derretida por el cambio climático y calentamiento de la planta se coló por el túnel de entrada del búnker, de forma que casi se inunda por culpa de las elevadas temperaturas del año 2017, según publicó en mayo de 2017 el diario británico The Guardian y está acreditado en fotos en Google.

La causa fue el derretimiento de masas de hielo y lluvias en lugar de la habitual nieve fina que cae en esa zona, causa que se puede volver a producir y a mayor nivel.

Los bancos nacionales, locales y sectoriales de semillas en otros lugares del mundo carecen, en su mayoría, según fuentes consultadas para este comentario, de instalaciones seguras antisísmicas frente a grandes terremotos, siniestros, catástrofes, guerras atómicas y afines, con lo que el riesgo es real y potencialmente indiscutible.

La pervivencia de la biodiversidad de semillas imprescindibles para la reproducción y producción de alimentos para consumo humano y de especies animales está progresivamente amenazada el cambio climático y del calentamiento objetivo del planeta, agravado por los efectos de los incendios forestales devastadores y cada vez más grandes y con mayor supeficie quemada, año tras año.

Los incendios forestales en todo el mundo y en España en particular, país en el que en el año 2022 se registraron 4 de cada 10 hectáreas quemadas en toda la Unión Europea, año en que la superficie quemada superó las 312.000 hectáreas, la peor cifra de los últimos 15 años.

El producido en la isla de Hawái e Isla Grande de Estados Unidos este mes de agosto, el actual de Tenerife, y los últimos años en Portugal, son tremendamente preocupantes.

Estudios, como el publicado en 2021 por Cal OES News de California, concluyen que los incendios más grandes y destructivos se han registrado en otoño, desde 1933, por la sequía, la ubicación de gran parte de la maleza cerca, de zonas con un contenido de humedad propicio para que puedan ocurrir incendios forestales sostenidos, de rápida propagación y de alta intensidad.

La falta de prevención efectiva contra los incendios forestales comienza con la autorización de especies forestales de crecimiento rápido y altamente inflamables en sitios que luego propician la propagación, como viene ocurriendo en Galicia, Portugal y Estados Unidos, sobre lo que llamamos a la denuncia y reacción firme de la sociedad civil desde esta página de Castaño y Nogal.

En el aprovechamiento del territorio rural para plantación de eucaliptos, pinos y especies afines tendrían que seguirse criterios afines a los del urbanismo en el aprovechamiento del usos del suelo urbano y urbanizable, distancias y cargas, además de exigir distancias de poblaciones y de vías de comunicación terrestres como carreteras, lineas de ferrocarril y tendidos eléctricos mucho mayores de los actuales, que tampoco se cumplen.

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