

Desde donde el musgo y el liquen aún respiran: RADIOGRAFÍA DE UN BOSQUE QUE HABLA Y DE UN RURAL QUE ARDE
Publicado por: acn in GeneralDesde las cumbres de Os Ancares y Cancelada, cuando el sol apenas roza las laderas que abrazan la ruta Quintá – Río Donsal, se escucha lo que muchos ignoran. Lo cuentan los líquenes, como encías milenarias de los árboles nobles. Lo susurran las raíces del musgo, que trepan muros y se abrazan a los troncos con la paciencia de los siglos. Galicia guarda la voz de sus paisajes antiguos. Pero esa voz, que fue coral, hoy está mercada y corre riesgo de apagarse para siempre.
El paisaje forestal gallego ha mutado profundamente. En 2023, más de 413.000 hectáreas de eucalipto y otras 422.000 de pino han ocupado el corazón de Galicia. Son especies foráneas, ajenas al ritmo de la tierra. “O noso monte é noso e fala galego”, decía Castelao. Hoy, una tercera parte de nuestros bosques habla con acento ajeno y arde con facilidad devastadora.
Entre 2013 y 2023, el eucalipto ha ganado más de 130.000 hectáreas. Lo ha hecho en silencio, disfrazado de rentabilidad y rapidez, mientras cada año una media de 27.300 hectáreas se pierde entre llamas. En 2017, ardieron 499 casas. Desde entonces, al menos 27 personas han muerto como consecuencia directa de los incendios forestales. No son cifras. Son nombres, recuerdos, proyectos de vida.
Una resonancia magnética del monte: Francia, España y Galicia en el espejo
En Francia, con una política forestal planificada y descentralizada, la proporción de eucaliptos es insignificante. En Galicia, es la norma. La superficie quemada media anual por cada 100.000 hectáreas de territorio es:
- 31 en Francia,
- 168 en España,
- y 925 en Galicia.
Y sin embargo, Galicia es la que más invierte por hectárea en prevención, con cargo a los contribuyentes europeos y españoles. La paradoja es reveladora: no arde el presupuesto, arde el modelo forestal.
Como escribió Herbert Marcuse: “La libertad no consiste en escoger entre blanco y negro, sino en evitar esa imposición”. El modelo gallego no es una elección libre de los pueblos. Es el resultado de una política forestal sin planificación de futuro ni respeto por el equilibrio ecológico.
Ecos de ida y vuelta: lo que pensaban los que partieron
Cuando nuestros abuelos y bisabuelos se marchaban hacia La Habana, Buenos Aires, Caracas o Argelia, lo hacían con dolor, pero también con certeza. Dejaban un rural con carballos, castiñeiros, soutos que cuidaban, y aldeas donde el monte era refugio, alimento y símbolo de vida y supervivencia. En sus cartas desde Nueva York, Barakaldo, París, Ginebra o Barcelona, hablaban de la frescura de las carballeiras y del “olor da leña de verdade” para calentarse, cocer el pan y curar las matanzas
Hoy, muchos nietos regresan a casas heredadas y no reconocen el monte que soñaban. Donde había prado, hay monocultivo. Donde había fonte, hay maleza. Donde había sombra, hay riesgo de incendio descontrolado de especies foráneas.
Como escribió Cervantes: “El agradecido guarda el beneficio recibido, y busca la ocasión de pagarlo”. El rural gallego ha sido generoso con Galicia entera. ¿Lo hemos agradecido?
Un diagnóstico con cura: el monte también puede sanar
Este texto es una resonancia magnética clínica e informe valiente del rural gallego, comparado con España y Francia, vista desde la experiencia de quienes lo caminan, lo limpian, lo cuidan y lo protegen. No es un réquiem. Es una paloma mensajera que ha cruzado la península y los Pirineos, y ha vuelto con mensajes y datos condensados en infografías y gráficas con datos para los fieles lectores y seguidores de esta página.
Desde Castaño y Nogal no hacemos literatura ni pancarta: hacemos campo, hacemos análisis y hacemos comunidad. Porque sabemos que la conciencia ciudadana y política puede regenerar el paisaje. Porque hemos visto con nuestras propias manos que un bosque autóctono florece si se le deja respirar, poda, limpia y enseña, pues los árboles nobles y la vegetación autóctona agradecen que se les visite, recuerde y de compañía.
Prevenir es cuidar antes de que arda. Plantar bien es amar a largo plazo. Gobernar es entender que el monte no es un negocio, sino un legado.
Epílogo desde el musgo
A quienes leen desde las ciudades, desde la emigración o desde el corazón del rural: este es un mensaje de la tierra que aún quiere hablar. A las autoridades y medios: este es un diagnóstico clínico que pide tratamiento, no silencio.
Y a quienes aún dudan: mirad las cifras, mirad las fotos, mirad los árboles. Y después, elegid.
Porque donde arde el bosque, arde también la memoria y el porvenir.
Y aún estamos a tiempo. El musgo y el liquen siguen vivos en la cuenca y ruta del Donsal para seguir radiografiando la vida rural y escribir informes clínicos para que la sabia circule por troncos y ramas que darán sombra a los senderistas que nos visitan y les genere reflexión lo hecho y lo que se podría hacer en cooperación, con ética y compromisos compartidos con lo común.
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