Hemeroteca del mes junio 2025

Comentario editorial de Castaño y Nogal (CyN)

Los eucaliptos, los vertidos industriales y la emisión de gases de una megaplanta como la que promueven ALTRI y GREENFIBER no pueden hipotecar el futuro ni la esperanza de Galicia. Nadie, absolutamente nadie, ha acreditado que los vertidos químicos, los olores y la superplantación de eucaliptos que requeriría la planta sean inocuos para el río Ulla, la ría de Arousa, el Camino de Santiago, la salud o la biodiversidad. Cuando el poder elude las pruebas y los compromisos internacionales, corresponde a la sociedad civil decir alto y claro: non se vende o que é común.

La ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, reconoció el 25 de junio en Vigo que el proyecto de ALTRI no contará con ayudas del PERTE estatal. Fue un mazazo al discurso oficial de la Xunta de Galicia, que presentó durante meses el megaproyecto de Palas de Rei como “verde”, “sostenible” y ya “garantizado”. Pero la verdad es otra: ni es verde, ni es inocuo, ni está aprobado. Menos aún legitimado por la ciudadanía informada.

Castaño y Nogal, como parte activa de ese 0,06% de alegantes que no usó formularios-tipo, presentó en marzo un escrito-dossier de 119 páginas con fundamentos legales, hidrológicos, ambientales y socioeconómicos. A ello se sumó en abril una denuncia administrativa ante el Ministerio para la Transición Ecológica, sobre aspectos que la Xunta ha querido ocultar. Hemos hecho lo que nos corresponde: actuar en defensa del bien común, del agua y de los paisajes vivos.

La fotografía aérea del estuario del Ulla, en Catoira, nos recuerda a dónde va a parar el olvido institucional: el mar recoge lo que el río arrastra. Si esta planta se construye, día tras día, más de 30.000 m³ de aguas industriales a 29 °C —con residuos químicos y sin reutilización— serían vertidos en un río con caudal disminuido en verano, en plena Red Natura 2000. Ese agua desemboca en Carril, A Illa, Rianxo, Vilagarcía. ¿Y el marisqueo? ¿Y los cultivos? ¿Y la salud pública?

Las alegaciones de CyN alertan de hechos incontestables:

  • Greenfiber S.L. fue creada con 1 millón € de capital para un proyecto de 900 millones. Sin terrenos. Sin financiación privada real. Pero con pretensión de 250 millones en ayudas públicas.
  • Se presentaron cifras maquilladas: en realidad, se proyectan 400.000 t/año de celulosa (CNAE 1711) y solo 200.000 t/año de lyocell (CNAE 2060).
  • Se pretende captar 46.000 m³ de agua potable al día del embalse de Portodemouros, y devolver solo una parte contaminada y caliente al río.
    Requiere más de 168.000 nuevas hectáreas de eucalipto, en una Galicia ya exhausta, con consumo estimado de 20 a 40 litros diarios por árbol.
  • Afectaría a especies como el salmón atlántico, la lamprea y el mejillón de río, y a más de 11 municipios que usan las aguas del Ulla.

En lugar de someter este megaproyecto a una evaluación científica abierta, se han producido informes opacos, difíciles de consultar, no públicos ni objetivamente motivados. La Declaración de Impacto Ambiental publicada en el DOG nº 51, de 14 de marzo de 2025, no es una autorización definitiva, aunque se está presentando como tal, dentro de una campaña institucional y mediática sin precedentes en Galicia.

El Ulla no es un río cualquiera. Su curso recoge memoria, cultura, economía local, biodiversidad fluvial y espiritualidad milenaria. Su desembocadura no es solo geografía: es el umbral de la mayor ría marisquera de Galicia. ¿Puede Galicia permitirse un error tan grande? ¿Podemos legitimar desde el silencio un modelo extractivo, especulativo y contaminante?

Desde la Asociación Castaño y Nogal afirmamos con convicción: Galicia no puede ser zona de sacrificio. Sus patrimonios culturales, naturales e hídricos no se pueden negociar por promesas sin garantías. No olvidaremos. Porque aguas abajo hay vida, hay futuro… y hay dignidad.

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Clínica natural para una democracia deshidratada, sin plan, sin pulso y sin coherencia

Pensamientos frescos para un verano de niebla política y ecos mediáticos sin fondo

En un país donde los discursos se suceden como estampas recalentadas, donde los titulares se solapan sin alma ni horizonte, la tierra aún respira con fidelidad vegetal. En la Fraga de Baliñas, al abrigo de sombras milenarias, el musgo, el liquen y el río Donsal conservan lo que tantos han olvidado: el saber que no grita pero orienta, la verdad que no se emite pero fertiliza el alma colectiva.

Esta página no es manifiesto ni queja. Es una hoja escrita con savia y raíces, destinada a quienes todavía desean entender, sentir… y sanar. Desde un rincón remoto del mapa político, pero vivo en memoria vegetal y humana, se abre una clínica natural para un país que ha olvidado sus preguntas esenciales.

Detalle de un muro vivo cubierto de musgo: la memoria vegetal de lo que permanece y no se repite, aunque no lo miremos.

I. Donde crece el musgo, brota la memoria

En lo más hondo de la fraga, donde no llegan las prisas ni el ruido de los algoritmos, cuatro presencias coinciden. No son sabios en el sentido moderno, pero sí guardianes del sentido vital y del compromiso con lo esencial:

  • El musgo, que solo sobrevive donde la calma vence al estruendo.
  • El liquen blanco, que se adhiere a lo antiguo sin destruirlo, filtrando el aire de la arrogancia.
  • El río Donsal, que recoge las aguas humildes de su cuenca sin detenerlas ni corromperlas.
  • Y un hombre —el presidente de Castaño y Nogal—, que ha caminado descalzo entre silencios institucionales, y ha dejado huellas en piedra, papel… y alma.

Aquí no se pregunta qué partido gana, sino quién cuida lo invisible, quién escucha en profundidad, quién planta y conserva sin esperar foco ni aplauso.

Lo que no se piensa, se repite.” —Antonio Machado.

Y así ocurre: en tertulias prefabricadas, consejos de gobiernos que no gobiernan y redacciones que confunden libertad con bullicio. Pero el bosque no repite, se adapta. Resiste. Enseña.

Ouriceira cubierta de musgo junto al río: arquitectura de la memoria comunal en los márgenes del Donsal.

II. El liquen como espejo: la democracia sin oxígeno

El liquen, testigo blanco de la salud del aire, no sobrevive en ambientes viciados. Su mensaje es directo: sin equilibrio, no hay simbiosis; sin oxígeno, no hay democracia. Hoy, muchos de los sistemas que deberían cuidarnos asfixian o abandonan. Las instituciones respiran solo para sí mismas. Las plazas se convierten en platós. La palabra se degrada en consigna.

La política es demasiado seria para dejarla solo en manos de los políticos.” —Charles de Gaulle.

Y en Galicia, en Lugo, como en otros tantos lugares del país, también se ha dejado fuera a quienes construyen sin ruido. A quienes sostienen la vida común desde la base.

  • ¿Quién audita el gasto sin alma?
  • ¿Quién interroga sobre lo que falta en hospitales, aulas, y montes?
  • ¿Quién baja al terreno antes de legislar desde los despachos?

Liquen blanco sobre corteza de roble: termómetro de la salud del entorno, como lo es la verdad para la vida democrática.

III. El Donsal habla en voz baja, pero dice

El Donsal no da titulares. Da vida. No corre para salir en encuestas, pero fluye con firmeza de siglos. Sus aguas limpias no presumen, alimentan. Su cauce no divide, une.

La esencia del poder es la acción conjunta; el poder muere cuando el diálogo muere.” —Hannah Arendt.

El Donsal responde, con su lenguaje de roca y sombra:

  • Quedan árboles con leyenda y sabiduría vegetal.
  • Quedan rastros del trabajo callado que no piden reconocimiento.
  • Queda el musgo, que aún recuerda.

Y quedan caminos no televisados, pero que han sostenido pueblos, generaciones y vínculos.

Agua limpia del Donsal descendiendo con humildad: habla sin ruido, pero deja huella.

IV. El hombre y los senderos que no salieron en television

El presidente de CyN no es rostro de plató, sino artesano de futuro y memoria. No proclamó, hizo. No compitió, conectó. Ha sobrevivido a la censura que ignora sin negar, al olvido que margina sin explicar. Y convirtió la acción en forma de dignidad persistente.

Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad.” —Antonio Gramsci.
La claridad es la cortesía del filósofo.” —José Ortega y Gasset.

Y también del servidor público, del periodista que investiga, del maestro que enseña desde la raíz. Hoy, más que nunca, no basta con decir: hay que hacer con alma y propósito. Y recuperar el gesto anónimo de quienes plantan sin esperar cosecha personal.

Dalle y bastón sobre un fondo natural: herramientas humildes de quien hace sin esperar elogios.

V. Raíces, savia y futuro

La fraga no interrumpe. No discute. Solo respira. Y en su respiración late una advertencia y una esperanza.

  • ¿Estamos aún dispuestos a mirar con ojos nuevos?
  • ¿A renunciar al ruido para recuperar lo esencial?
  • ¿A caminar sin protagonismo, pero con sentido?

Quizás ya no se trate de buscar salidas, sino de reconocer los caminos que siguen ahí, cubiertos de musgo y flores, intactos, esperando nuestra lucidez, nuestra humildad… y nuestra responsabilidad.

Troncos vestidos de musgo en vertical: símbolo de lo que sostiene en silencio la vida y su porvenir.

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En el corazón verde de Os Ancares, cuatro hombres se enfrentan al desorden del monte no con la urgencia del que tala, sino con la delicadeza del que cuida. Carlos, José Manuel, José Antonio y Víctor —rostros curtidos por la vida y por la convicción de estar haciendo algo más que un trabajo— son escultores de senda, guardianes de un trazado vivo, dibujado con el hilo fino de una desbrozadora que no hiere, sino que respeta.

Bajo sus pasos, la franja del PR-G 159, la Ruta Quintá-Río Donsal, se va abriendo como si despertara de un largo sueño de lluvia, brotes y raíces. No es una poda, es una caricia. El corte es preciso, el gesto respetuoso. Como bien decía Manuel Espiña Gamallo, “o rural non é pasado, é país”. Y este país verde, húmedo y fragante, se honra así: cuidándolo desde la raíz y con conciencia de paisaje compartido.

Cada trazo que limpia el paso revela un cuadro distinto: margaritas silvestres como pinceladas, líquenes como letanías del aire puro, helechos que bordean las veredas como si fueran bordados de una abuela antigua. El musgo no se pisa, se honra. Las cáscaras de los castaños no se arrancan, se contemplan. Y los árboles marcados con señales blancas y amarillas son faros humildes en la espesura, guiando a quien camina sin ruido, como pedía Machado, “ligero de equipaje”.

Víctor, recién llegado de una Barcelona saturada de asfalto y guardias nocturnas, encuentra en Frayán algo que había perdido: el pulso sereno del bosque, la conversación muda de las hojas, la respiración pausada de las raíces. “Isto é outra cousa”, nos dice, con una sonrisa que no necesita traducción. Y tiene razón. Aquí el trabajo no es cifra ni estadística, es alma. Es parte de esas más de 31.500 horas de esfuerzo voluntario acumulado, de un legado que se ha hecho a base de fe, de entrega, de ese “beber a terra cos ollos”, que diría Helena Villar Janeiro.

Hoy hemos caminado con ellos. No todos a la vez —por seguridad—, pero sí con la misma emoción. Cada uno en su tramo, conscientes de que el exceso también puede ser mutilación. Por eso miden, valoran, respetan. Lo aprendieron de la cultura CyN, donde cada intervención se hace como si se tratara del cuidado de un bebé ecológico, donde los paisajes no se explotan, se escuchan.

Bajo estas copas altas que susurran y sobre estas rocas cubiertas de musgo que parecen retener la humedad de los inviernos más crudos, hay una memoria callada que se activa con cada paso. Rosalía de Castro lo intuía: “Ninguén canta como o río cando chora en soidade”. Y aquí, en este sendero esculpido a pulso, el río no llora. Acompaña.

A las instituciones que aún no entienden el valor estratégico y espiritual de este corredor verde, a los mecenas potenciales, a las concellerías cercanas, les decimos: no se trata de “subvencionar”. Se trata de corresponsabilizarse. La vida de un sendero como este garantiza algo más que paso libre: garantiza introspección, salud, turismo sostenible, raíces, identidad.

A los que caminan, a los que siguen este proyecto desde lejos —desde A Coruña, desde Madrid, desde Viena o desde Becerreá— les dejamos aquí un pedazo de lo que se está haciendo con mimo. Para que sigan, apoyen, vengan. Porque como diría Castelao, “hai que sementar cultura para colleitar futuro”.

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La Asociación Castaño y Nogal (CyN), promotora de la Ruta Quintá-Río Donsal —homologada por la Federación Gallega de Montañismo en 2013 como PR-G 159— ha iniciado el proceso para presentar su candidatura al distintivo de Sendero Azul 2026, otorgado por ADEAC a itinerarios que unen excelencia ambiental, educación y conservación del patrimonio natural y cultural.

Esta mañana, el presidente de CyN, Antonio Álvarez González, trasladó oficialmente la iniciativa al alcalde de Becerreá, Manuel Martínez Núñez, y a su concejal de Cultura y Deporte, César Gómez. Por la tarde hizo lo propio con el alcalde de Navia de Suarna, José Fernández. Ambos municipios albergan el 98% del recorrido de esta senda única, el 2% restante pertenece a Cervantes, con cuyo alcalde Benigno Gómez se contactará esta semana.

La candidatura no solo es un reconocimiento al entorno privilegiado de la Reserva de la Biosfera Ancares Lucenses, sino al modelo de cooperación y compromiso cívico, ambiental y rural vertebrado desde 2010 por CyN con apoyo de personas voluntarias, senderistas, entidades públicas, expertos y pequeñas empresas.

Esta senda líder en mantenimiento, limpieza y transitabilidad atraviesa zonas húmedas y sombrías de bosque autóctono, con tramos dominados por castaños centenarios, alisos, robles, musgos, líquenes y helechos, y discurre en paralelo a ríos como el Donsal y el Navia. El color y el silencio del entorno se transforman con cada estación. Ahora, en primavera, la ruta resplandece en más de diez tonalidades de verde, intensos amarillos de xesta y tojos, blancos silvestres y pinceladas de rojo, en una sinfonía vegetal que emociona.

Esta misma semana han comenzado los trabajos de primavera-verano de limpieza y mantenimiento, programados por CyN y los Concellos de Becerreá y Navia. Estas actuaciones periódicas son vitales para conservar la seguridad y belleza del recorrido, que se ha convertido en un referente nacional de senderismo en zonas de montaña poco accesibles y de alto valor ecológico.

Gracias a su microclima fresco y húmedo, su altitud moderada y su trazado en sombra durante más del 60% del trayecto, CyN prevé este verano una fuerte afluencia de senderistas, atraídos por un entorno sano, seguro y auténtico. La Ruta Quintá-Río Donsal es hoy un modelo exportable de regeneración territorial, participación social e innovación ambiental no urbana, reconocida por diversas entidades e instituciones.

Los paisajes capturados en las imágenes que acompañan este anuncio muestran la pureza de su bosque, la frescura de sus aguas y el alma de un sendero que ha unido a vecinos, técnicos, jóvenes de 18 países y amantes de la naturaleza. Es más que una ruta: es una lección viva de resiliencia rural, cooperación y defensa del patrimonio común.

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Lo que no se cuenta, se pierde: el paisaje oculto de los informativos y la prensa.

En los valles húmedos y en las copas altas del bosque atlántico, el musgo y el liquen nos enseñan algo vital: sólo persiste lo que encuentra condiciones propicias para crecer. En los márgenes del Donsal, donde la sedimentología narra siglos de adaptación y fuerza, también aprendemos que todo lo que queda fuera del cauce —sin cuidado, sin atención— acaba arrastrado, sepultado o simplemente olvidado.

Algo parecido ocurre con los contenidos esenciales en los medios de comunicación públicos y privados. Desde el rural gallego hasta las ciudades, la economía real, el medio ambiente, el emprendimiento rural, la biodiversidad, la salud pública, la accesibilidad, la educación aplicada, el cooperativismo, los saberes tradicionales y los retos de nuestra geografía humana y natural apenas tienen lugar en la parrilla de las grandes cadenas y medios impresos ni en las columnas de opinión de los grandes periódicos. Son los musgos del periodismo: valiosos, discretos, resilientes… pero invisibles si no se les observa de cerca.

En lugar de ese contenido transformador, se repiten en bucle tertulias sin raíces, enfrentamientos estériles y una simplificación que convierte los informativos en titulares sin contexto, opiniones sin contraste, debates sin preguntas. Y lo grave no es solo lo que se emite, sino lo que no se emite. El silencio sobre lo que verdaderamente construye país es una forma moderna —y preocupante— de erosión informativa.

Desde la copa de un castaño centenario, la vista alcanza a comprender lo que el foco mediático ha abandonado: el territorio, su gente, sus problemas y su potencial. Las cadenas y cabeceras que se presentan como servicio público parecen haber olvidado que informar también es guiar, orientar, sembrar, dar luz. Que el periodismo no es solo contar lo último, sino lo importante de lo que acontece.

Sabemos que los medios están en una encrucijada tecnológica y económica. Pero la verdadera crisis no es de soporte, sino de misión. ¿A quién hablan? ¿Qué sociedad representan? ¿Por qué no muestran ejemplos vivos de cooperación, investigación, regeneración del paisaje o trabajo desinteresado? ¿Dónde está el esfuerzo por conectar con lo que no hace ruido, pero sostiene silenciosamente este país?

Hay otro mapa de España —y de Galicia— que no está trazado en los informativos ni en los suplementos dominicales. Es el que recorre senderos, vive entre robles y abedules, cultiva lo propio sin cerrar puertas al mundo. Es el de quienes no tienen portavoz en la parrilla, pero cuidan lo que aún nos queda de común. Ese mapa pide ser contado. Y no sólo porque lo merezca: también porque sin relato no hay legado.

Como hacen los líquenes, necesitamos información que conecte aire, troncos y ramas, rocas y vida. Necesitamos medios que —como el agua entre márgenes bien conservados— acompañen, den forma y no arrasen. Porque el silencio prolongado de los medios no sólo es una renuncia, es también una pérdida. Y con ello, todos salimos perdiendo.

CyN informará de lo hecho —también— en este ámbito, de forma tenaz y muy seria en los últimos dieciséis años y, singularmente, en 2024 y 2025.

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