Las huellas de la gran nevada del fin de semana pasado en el centro y este de España pusieron al descubierto la ineptitud y confianzas de la Comunidad y Ayuntamiento de Madrid –principalmente- así como de varios Ministerios, con el agravante de estar en plena progresión de la tercera ola de la pandemia del Covid 19.

La falta de previsión, de plan, puesta a punto y de coordinación efectiva de medios y recursos para aminorar los efectos de 30 horas nevando intensamente y con temperaturas de menos 7 a menos 19º de temperatura entre Administraciones competentes para cumplir el mandato constitucional en situaciones de alerta roja para restablecer progresivamente la normalidad puso al descubierto la ineptitud y confianzas de los gestores y Administraciones Públicas y, todo ello, pese a las alertas de la Agencia Estatal de Meteorología, conocida como AEMET, hechos y consecuencias que debiéramos retener en la memoria para la hora de votar en las próximas elecciones, junto con otros muchos hechos y gestión a enjuiciar.

En el lado positivo de la borrasca de nieve de hace ocho días hay de resaltar el gran trabajo de Unidad Militar de Emergencias (UME), singularmente en los primeros momentos, de los voluntarios-propietarios de los vehículos 4X4 en el traslado de sanitarios, pacientes y ciudadanos, entre otros colectivos como miembros de protección civil.

Ante una borrasca de suma de incompetencias de gobernantes-predicadores que no gestionaron nunca una empresa ni un pequeño negocio, tienda ni kiosco de prensa tiene consecuencias ciudadanas, empresariales y para el empleo como poder morir o accidentarse personas porque las facultades, poder y medios materiales y humanos que ponemos los contribuyentes en sus manos no saben gestionarlo y, por encima, en vez de trabajar y estar en el tajo y gestionando soluciones se dedican las 24 horas hacer declaraciones a un medio tras otro. ¡Inadmisible!

Estos antecedentes y situaciones, que no son nuevas en España, tendrían que llevar a plantearnos la reflexión también de lugares más idóneos para vivir y trabajar en la época post COVID 19 y la tecnología del 5G de próxima implantación y por tanto a no descartar la opción de rural.

Para concluir este comentario en positivo, tras dejar constancia de hechos, bloqueo de carreteras, la capital de España y otras ciudades y villas, y al margen de la pandemia del Covid 19 desbocada, recurriendo a los refranes relacionados con la climatología y la nieve en particular traemos en primer lugar a colación el que dice “Año de nieves, año de bienes”. El refranero tiene constatado año con mucha nieve es favorable para las buenas cosechas, porque, gracias a la nieve, la tierra labrada se mantiene húmeda y esponjosa para que los cereales crezcan debidamente. Por otra parte, la nieve nutre las corrientes de agua.

El refrán anterior y otros afines no es exclusivo del castellano, pudiéndonos encontrar que en otros idiomas tiene sus correspondientes variantes:

• ‘Any de neu, any de Déu’ (Año de nieve, año de Dios; catalán),
• ‘Hiver froid, bonne moisson’ (Invierno frío, buena cosecha; francés),
• ‘Ano de nevadas, ano de fornadas’ (Año de nevadas, año de hornadas; gallego),
• ‘Ano de nevão, ano de pão’ (Año de nevadas, año de pan; portugués) o
• ‘A snow year, a rich year’ (Un año de nieves, un año rico; inglés).

Los comentarios están cerrados.