La palabra éxito tiene significados distintos según la asociemos con unos logros u otros: el dinero, el poder, el alcance profesional y las relaciones sociales o altruistas suelen ser los más valorados y reflejo de diferentes talantes.

Los conocimientos objetivos de naturaleza académica, cultural o profesional son claros determinantes de nuestras capacidades teóricas, pero el éxito no se consigue sólo con lo que sabemos, sino a través de nuestra actitud, capacidad y modo de aplicar lo que sabemos.

En todo caso, si el trabajo duro fuera la única clave del éxito, los obreros de pico y pala (con el debido respeto a su labor) serían triunfadores. Si se lograra sólo por brillantez académica, todos los buenos estudiantes serían triunfadores, pero no es así. El éxito no se consigue por lo que hacemos, sino por cómo lo hacemos y cuándo lo hacemos; ni tampoco, sólo, por lo que sabemos, sino por cómo y cuándo aplicamos lo que sabemos.

Las actitudes y comportamientos completan o destruyen nuestras capacidades teóricas. De hecho, los que triunfan suelen poseer riquezas emocionales, soportes esenciales, que les distinguen de los que no pasan de medianías. Son las habilidades blandas (soft skills) factores de indudable influencia en nuestro progreso personal y profesional; las que marcan diferencias. Pero, desgraciadamente en la mayoría de los estudios académicos sólo se enseñan asignaturas; pocas veces talantes, talentos y actitudes: mochilas imprescindibles para el camino.

No podemos olvidar que somos lo que hemos aprendido a ser y en la escuela de la vida se aprenden muchas más cosas que en el más exigente máster. Durante el proceso de maduración personal, el trabajo puede ser duro y el horizonte lejano: Rosas y espinas se sucederán: las primeras agradables compañeras de viaje y las segundas, no deseadas, pero curtidoras de carácter. “El talento se construye en la calma y el carácter en la tormenta” dice el refrán y también podríamos añadir, para finalizar este escrito, que “Quien no ha conocido la noche, difícilmente sabrá valorar el día.

Miguel Bello



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